LOGOPEDIA

Problemas o dificultades en la producción de uno o varios fonemas que pueden deberse o no a una alteración orgánica.Dislalia, diglosia, disartria, disfemia (tartamudez), etc.

La respiración adecuada es la nasal. No obstante, hay personas que debido a sus hábitos o a problemas bucofaciales, tienen una respiración oral, lo cual puede derivar en problemas vocales, alteraciones de la deglución y malformaciones en la estructura bucal.

Las personas que padecen accidentes cerebrovasculares, traumatismos o, simplemente, un deterioro cognitivo, son susceptibles de padecer afasia. Esto supone una alteración en la capacidad comunicativa (tanto en la vertiente expresiva como en la comprensiva). Así pues, dentro de este espectro englobamos la afasia motora, sensorial, mixta, afasia progresiva primaria, etc.

Alteración de la fluidez del habla en la que la persona habla con gran rapidez, realizando fallos en la articulación, deformando u omitiendo sonidos y palabras.

Trastorno de la voz en el que su calidad se ve alterada. La persona que la padece suele presentar ronquera, fatiga al hablar, pérdida de fuerza en la voz, etc. Este tipo de alteraciones pueden ser funcionales (mal uso vocal) u orgánicas (por cuestiones anatómicas en los órganos empleados en la fonación).

Dificultad en el uso y comprensión del componente pragmático del lenguaje, lo cual causa problemas en la comunicación e interacción social.

Con el avance de la edad las personas ven reducidas ciertas habilidades cognitivas como la memoria, la capacidad de orientación, el lenguaje, etc. Este declive es más marcado en las personas que padecen alzheimer, parkinson o demencias diversas.

Se trata de una dificultad o imposibilidad de movilizar los músculos de la cara debido al daño temporal o permanente del nervio facial.

La tonicidad del músculo es inferior a la normal y esto puede conllevar alteraciones del lenguaje no oral (al no poder mover con facilidad ciertos músculos de la cara), de la deglución (no tendrá una buena tonicidad en los labios para mantener dentro la comida o en la lengua, para impulsar el bolo alimenticio). También puede producir asimetrías faciales.

Dificultad en el control y uso de los diferentes músculos empleados en la deglución. Suele deberse a problemas neurológicos, pero en ocasiones es fruto de una complicada operación en la que se han tenido que extirpar órganos fundamentales en la deglución.

Hay personas que, debido a malos hábitos o a su morfología bucal, tienen patrones masticatorios y deglutorios incorrectos que pueden producir malformaciones en la estructura dentaria, maxilar, etc.

Cuando nuestra capacidad auditiva se ve comprometida debemos apostar por otras formas de “escuchar” a los demás para poder mantener una conversación. En este caso existen implantes, audífonos y prótesis que pueden solucionar todos estos problemas, pero cuando la adaptación a estos aparatos no es completa o adecuada podemos recurrir a otro tipo de técnicas como la lectura labio-facial o los signos de apoyo al fonema.