Los efectos del alcohol en la conducta

El alcohol es una de las drogas más consumidas en nuestra sociedad. Según las estadísticas podría haber más de tres millones de alcohólicos en España. Pero sin ir tan lejos muchas personas acompañan sus actividades sociales con el alcohol y la mayoría que están leyendo este artículo les resultaría difícil salir de fiesta con sus amigos sin consumir alcohol. amigos tomando alcohol

La mayoría de personas, por no decir todas, hemos experimentado los efectos del alcohol en nuestro propio organismo. Pero ¿cuáles son realmente los efectos que provoca el alcohol?

Los efectos a corto plazo del consumo de alcohol varían según las personas y las cantidades ingeridas. Tenemos que tener en cuenta la edad, ya que las personas con menos edad y que se encuentran en un proceso de desarrollo físico y hormonal son más susceptibles de una intoxicación. También influyen factores, tales como, el peso (a menor peso menor tolerancia) y el sexo (las mujeres toleran menor cantidad de etanol en su organismo) de la persona consumidora. Asimismo el ingerir alcohol con el estómago lleno o beber de una forma pausada va a dificultar la intoxicación.

Dependiendo de la cantidad de etanol que tengamos en el sangre se van a ir produciendo diversos efectos, los cuáles vamos a encuadrarlos en siete estados:

1. Estado de sobriedad:

  • Concentración en sangre: menos de 0,3 g/l.
  • Efectos: tiene una conducta aparentemente normal y no se observan síntomas de un consumo de alcohol, únicamente serían detectables con pruebas específicas o análisis clínicos.

2. Estado de euforia:

  • Concentración en sangre: entre 0,3 y 0,5 g/l.
  • Efectos: ligera euforia, aumento de la sociabilidad, se relaciona más con las personas, aumento de la autoestima y disminuye la inhibición social. La capacidad de atención, la de enjuiciamiento y el control disminuyen. Se produce bajo rendimiento en los tests.

3. Estado de excitación:

  • Concentración en sangre: de 0,5 a 1 g/l.
  • Todos los efectos que aparecen son negativos y afectan considerablemente a la persona: (pasan de las risas al llanto), disminución de las inhibiciones (posibilidad de hacer cosas sin sentido), disminución de la atención (estar en otro mundo, estar ido), pérdida del juicio crítico, alteración de la memoria y de la comprensión (lagunas de memoria), menor respuesta a los estímulos sensoriales, baja capacidad de reacción (peligro al conducir), ligera descoordinación muscular (movimientos incontrolables al andar) e inestabilidad emocional.

4. Estado de confusión:

  • Concentración en sangre: de 1 a 2 g/l.
  • Efectos: se produce desorientación y confusión mental, mareos, alteraciones en la percepción del color, de las formas y del movimiento. Disminución del umbral del dolor y exageración en la manifestación de los sentimientos (tanto de cariño, como violentos), alteración del equilibrio (marcha insegura), descoordinación muscular y habla pastosa.

5. Estado de estupor:

  •  Concentración en sangre: de 2 a 3 g/l.
  • Efectos: apatía (no tener ganas de nada), inercia (dejarse llevar), incapacidad y descoordinación muscular (movimientos muy lentos y descoordinados), incapacidad de caminar y permanecer de pie, vómitos e incontinencia esfinteriana, estado alterado de la consciencia, sueño y estupor (no saber dónde se encuentra).

6. Estado de coma:

  • Concentración en sangre: de 3 a 5 g/l.
  • Efectos: se produce una inconsciencia completa, estado anestésico y coma, incontinencia de orina y heces, depresión y abolición de los reflejos (sin reflejos o muy afectados), hipotermia (bajada de temperatura corporal), problemas en la respiración y en la circulación.

7. Estado de muerte:

Por encima de 5 g/l se puede producir la muerte por parálisis respiratoria.

A partir de las manifestaciones conductuales que observamos en la fases podemos deducir que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central. Sin embargo durante las primeras fases la conducta manifiesta es la euforia, lo cual normalmente buscamos, pero en grandes cantidades se produce el efecto contrario.

Si queremos disfrutar con nuestros amigos, ya sabéis, ¡bebed con moderación!

Mª Pilar Ferre Ribera

 

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